ÉTICA Y ESTÉTICA.

Las mociones éticas se quedan en la estética del intento. Del amago ético donde la ética no se logra mediante moción estética bajo emoción. Emoción de luto y moción de esputo.

Se les dejó presentarse y ahora se les quiere advertir, clamar a su moral, para que dimitan. Luego, de la ética a la censura, también fallida pues las éticas son distintas dependiendo de quién sea el censurable.

Ellos ríen, tras amenazar, insultar, intimidar, con sus pancartas victimistas reclamando "demokrazia" a golpe de tiro en la nuca.

Además tienen vocación de serenos pues coleccionan llaves de sus víctimas potenciales.

Porque ellos también hacen mociones, mociones irreversibles que, "demokráticamente", desbanca ediles, políticos o simpatizantes de todo aquello que no les gusta.

Pero ahí están, alcaldeando impunemente, riendo ante los cadáveres pero rigiendo ayuntamientos. Se les dejó presentarse a las elecciones cuando aquello del proceso, ¿recuerdan?, pero el proceso falló y ellos matan, los unos, y alcaldean y se ríen los otros.

Y los que entonces dialogaron ahora se ven en la diana negra, y se revuelven, se indignan y quieren hacer ahora lo que debían haber hecho en la anterior legislatura. Ni entonces eran mejores ni ahora son peores. Son los mismos. Y sus amigos también son los mismos, Aralar, EA, EB y parte del PNV.

Y la ética pasa por aislar la barbarie.

Es posible. Siempre ha sido posible. Cuando todos los demás, los que aún tienen cierta ética, consigan deshacerse de los miserables, será posible la normalización. La normalidad de defender las ideas sin pistolas de por medio.

Luego se podrá hablar de cualquier cosa, aunque sea un desvarío de Ibarretxe, por qué no, pero también podrán hablar los demás, los que ahora callan por miedo, que son muchos. Porque el miedo nunca es libre por mucho que el refrán diga lo contrario.