JOYAS DE LA NUEVA LITERATURA. O lo que tuvo que aguantar Santiago.

José Mari, el nuevo Cid que necesitaban las Españas, presentó y habló de su libro. Una joya literaria indispensable para el español de a pié, amante de España y la libertad y ansioso de firmeza contra los enemigos de ambas cosas que, con él en el poder o los suyos, vienen a ser lo mismo. Pues lo mismo es el separatismo que el islamismo o que el liberticidio socialista, la misma jauría antiespañola cuyas ramas se entrelazan entre sí con el único fin de destruir lo fundado por Isabel y Fernando cuando unificaron la Gran Patria en la que nace Santiago, no podía llamarse de otro modo, el joven imaginario al que, mediante una gran maestría formal va aleccionando sobre los principios fundamentales que deben regir la vida de un español de bien.

Si Aznar no existiese habría que inventarlo pues se ha convertido de expresidente en nuestro Pepito Grillo imprescindible para que no olvidemos de qué es lo que nos conviene.

 

Santiago y cierra España, Santiago, que nos amenazan las alianzas con el morisco infiel y con los terroristas del separatismo vasco, con los que negociar es una infamia.

Bueno, Santiago, es cierto, yo negocié, pero de otra manera y sí les llamé Movimiento de Liberación Nacional Vasco, pero lo hice con la voluntad de derrotarlos y destruirlos, no de entregarles nuestra amada España. Y me salió mal como a éste insulso, pero eso es otra historia y debemos mirar al horizonte patrio para avanzar y convertirnos en el Gran Imperio que fuimos o, al menos, ser parte vital del Imperio Occidental que tan bien lidera “my friend” George, el tejano, con el que pudimos llegar muy lejos si no nos hubieran arrebatado el poder a golpe de Estado etárrico-islamista.

Sí Santiago, hijo, debes aprender de lo que te digo y ya sé que el pueblo quería que no entráramos en Irak, pero el pueblo estaba manipulado por las hordas zapateriles, y yo, asumiendo el reto que se me presentaba como presidente de una gran Nación, me alié con el Bien, no con Castristas, Chavistas, y otros tiranos a la medida de Moratinos. Bien es cierto, Santiago, que me regaló un caballo Gadaffi, que no es precisamente un ejemplo de gobernante liberal, pero la política tiene esas cosas, y siempre me recuerdan lo malo y pretenden olvidar las hazañas, como la de aquel amanecer, con fuerte viento de Levante en el que nuestra Armada gloriosa recuperó un pedazo irrenunciable de nuestra Patria.

Sí, también sé lo del chapapote en Galicia, Santiago, estás empezando a cargarme, no me salgas respondón y atiende mis consejos, hubo unos hilillos de nada y luego se tiñó la costa un poco, una limpieza y arreglado, aquí paz y después gloria.

Vale, ahora me sales con el Yakolev y el intercambio de cadáveres entre familiares, ¿no te estarás volviendo rojo, Santiago, hijo?, total qué más da un muerto que otro si iban a enterrarlos y a cobrar la misma pensión, Santiaguito, que me estás rojeando y parece que no te hacen efecto mis sabias doctrinas. Pues que sepas que por las universidades de los U.S.A., unos chicos pelirrojos y rollizos de Burger King se quedan pasmados con mis enseñanzas.

Y como vuelvas a criticarme no te saco en el próximo libro, por rojo y masón. Además te digo una cosa que dijo otro gran hombre, ahora denostado, “soy responsable ante Dios y ante la Historia”.

Ahí queda eso, Santi, y quítate el Lacoste que no te pega ni con cola, ¡rojo!, ¡más que rojo!, ¡zapaterista!.

Que encima que te saco en el libro por que te recomendó Pedro J.

¿Así me lo pagas?, ¿tú también, Santiago, hijo mío?

 

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