Invitados a la indigencia,
 los  ángeles,
 huérfanos de  hombre desvalido,
 duermen por los  parques
 escoltando  palomas,
 vendiendo  plumas
 del ala  húmeda,
 antes  motor
 y ahora  lastre.
 Desde cuatro  esquinas,
 los niños  burlones
 lanzan piedras  crueles
 contra el engendro  alado.
 No brilla el  oro
 de la ahora  grasienta
 melena  apagada.
 Desafina la  trompeta
 y el óxido de la  espada,
 sin llama de  expulsión, 
 tiñe la ajada  túnica.
 No hay  andén
 con destino a  Paraíso.
2 comentarios :
Gracias por tu visita a mi blog.
Creo que me haré asidua al tuyo ya que he descubierto una poética de las que se anudan al alma.
Un beso
No hay por qué darlas y me honra usted con su visita a mi humilde casa.
Gracias y bienvenida.
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