- ¿Qué coño hace usted en mi casa?
- ¿Ahora mismo?... cagando, con perdón.
- Eso yá lo noto por la postura y porque está usted sentado en mi inodoro, aparte de por el "aroma". Ahora lo entiendo, usted es uno de esos ladrones que, además de desvalijar la casa, tiene la desfachatez de aliviar sus tripas en casa de sus víctimas. Bien, pues como podrá comprobar, le estoy apuntando directamente a la cabeza con una "Sarrasqueta" de dos cañones paralelos, debídamente alimentada con cartuchos de posta para jabalí, con lo cual, al menos la munición es de lo más apropiada.
- No te alteres que todo tiene su explicación. Puedes comprobar que no te falta nada.
- ¿Explicación?, espero que sea convincente pues estoy yá mismo llamando a la Policía.
- Da igual que llames a quién sea, llevo viviendo aquí cinco años y no tengo de qué esconderme.
- Me está usted tomando el pelo y voy a cabrearme... cinco años. Cinco años hace que alquilé esta casa y tengo el contrato. Además, vaya locura, como coño va a estar usted viviendo aquí si es la primera vez que me cruzo con su persona.
- No es la primera vez, lo que ocurre es que nunca te has fijado y, todas las veces que me viste, me ignoraste. Es lógico.
- Pero, vamos a ver, esto es demencial, o sea, que tengo a un tío viviendo en mi casa sin yo saberlo, me lo cruzo de vez en cuando...
- De vez en cuando no, todos los días varias veces.
- ...y me hago el sueco mirando hacia otro lado.
- Efectívamente... aunque también me has visto fuera de aquí. En el trabajo, en la calle, en tu mismo coche, en los bares que frecuentas, pero nunca te has percatado.
- No... si al final... hasta se acuesta con mi mujer el hijo de puta.
- Varias veces y no todas las que yo quisiera.
- Eso sí que no, véte levantando o te vuelo la sesera.
- Baja el arma, hombre... recapacita, fíjate bien en mí, ¿no te recuerdo a nadie?.
- Yo no lo conozco a usted de nada y como no deponga su actitud no lo va a conocer ni su madre...
- Venga, fíjate bien, puedes seguir apuntándome... estoy desarmado y soy inofensivo... al menos físicamente.
- Ahora que lo dice... algo familiar si que me es... no sé, me da un aire a alguien pero no acabo de caer.
- Bueno... a ver, ahora que estoy vestido y en una posición más digna..., perdona, voy a tirar de la cadena,... mírame bien.
- Sí... la verdad es que esa cara...
- Mïrate al espejo...
- Vale... ¿Y?..
- Fíjate bien.
- ¡Pero si soy yo!.
- ¡Pero si soy tú!. ¿Estás ahora más tranquilo?
- ¿Más tranquilo?. ¡Y un huevo!.
- La dualidad del ser humano... amigo mío. Ya lo dijo San Agustín: "Yo soy dos y estoy en cada uno de los dos por completo".
- Ahora me dejas mucho más tranquilo... ¿Un cafetito?.
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