De tierras de oriente regresan, envueltos en bandera, jóvenes cuerpos de los hijos de la tierra, de los tercios de siempre, que nada cambió.
Tierras duras donde nos odian, como siempre se odió a los imperios por mucho que se disfrazaran de humanismo.
Nos atacarán allí y aquí, en cuanto puedan pues su guerra es más Santa que la nuestra. Un libro sagrado acompañado de incultura da siempre más fuerza a un arma que el economicista paternalismo salvador de Occidente.
El enemigo está en el medievo y ahí reside su fuerza. Puede viajar en el tiempo cada vez que quiera a asestarnos un golpe. Nosotros seguimos perdidos y despistados ante el poder del débil que puede aterrorizarnos más que nuestra sofisticación puede hacerlo con quien no tiene nada que perder.
Nuestra hipócrita corrección política nos impide admitir esta Tercera Gran Guerra y buscar las soluciones apropiadas para ganarla.
¿Queremos mantener nuestra forma de vida y que no nos salpique la sangre?. Para buscar alianzas de civilizaciones es posible que primero haya que civilizar.
Posiblemente sea injusto, triste, inmoral, pero puede ser que debamos ubicarnos en donde estamos, en donde queremos estar y como queremos estar.
De todas formas, no es momento para pensar en ello. Enterremos nuestros muertos, condecorémoslos a título póstumo, y a otra cosa Mariposa que vienen los sondeos, las encuestas y camiones repletos de urnas y papeletas.
1 comentario :
Es terrible que tengas tanta razón. Lo expones de forma sencilla, directa, y por eso mismo es más contundente.
Así es.
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