POSTAL DE DOMINGO

Domingo de Plaza en Mieres.
El Mercado municipal se rodea de puestos de ropa, baratijas, herramientas, golosinas y encurtidos y tantas y tantas cosas, buenas, bonitas y baratas.
En tan peculiar pasarela comienza el desfile dominical de lo más  y lo menos granado de la villa.
Olor a colonia de día de Reyes, profusión de gomina y laca en cabezas, corbatas y visones y niños disfrazados de la colección "Mariquita Pérez" con alarde de lazos y puntillas. Cruce de saludos sinceros y obligados, éstos últimos con murmuración posterior sobre la vestimenta del saludado, o cualquier otro aspecto vergonzante de su vida privada o familiar.
Promoción, voz en grito, del "tanga" de moda, con acento calé.
Bares atestados de relaciones sociales y encuentros casuales, apetecidos o no. Olor a canela de vermut y acidez de sidra. Carteras y monederos abducidos por la oportunidad del descuido consumista. Tripulantes de cayucos reconvertidos en vendedores de discografía ajena a la Sociedad de Autores "No majo, no quiero ninguna película, que me las bajo del E-mule".
Domingo de los de toda la vida y, para el que sale de misa preceptiva, como Dios manda. 
Mareas de gente que compran, venden, roban, miran y se hacen mirar. Terraza y griterío de niños persiguiéndose o siendo perseguidos, vigilados, o no, por padres adormecidos por la sidra y el tibio rayo de sol, y madres de marcados escotes e insolentes faldas de quinceañera.
Ausencia de adolescentes en las calles, convaleciendo en sus catres de la sabática noche anterior.
Domingo de periódico, suplemento y coleccionable.
Domingo repetido, implacable.
Domingo nuestro de cada domingo.

5 comentarios :

Anónimo dijo...

bmuy buena la postal, pero acuerdate del olor a queso de leon,por circustancias parecidas a las tuyas yo naci en mieres pero inmigrar por tierras españolas cuando me hablaban de la tierrina del caudal me venia a la mente ese olor a queso de plaza , que coses eh

Unknown dijo...

Hablando de los quesos de la plaza. Hace tiempo, caminando un domingo por la plaza con mi hijo y un amigo (ambos con 7 años) me distraje un momento a saludar a un conocido tras lo cual el amigo de mi hijo desapareció de mi campo visual. Fueron sólo unos segundos de pánico hasta que la aguda voz del niño me permitió verlo ante el puesto de quesos, donde de puntillas por su escasa estatura estaba interpelando a la vendedora:
- ¡Qué ye oh! ¿Aquí no dan la prueba?

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Siempre van por delante varios pasos.

Anónimo dijo...

Que nostalgia me dan esos domingos de "A miña terriña", la echo de menos, que tendrá que cada vez que oigo hablar de ella se me erizan los pelos, será que estoy lejos de ella, no lo se. No somos de quesos,ni tampoco de sidrina pero si de vinos blancos y de buen embutido. Echo de menos los pinchos y el vinito por las calles estrechas y empedradas de mi ciudad y porque no, el vermut que únicamente tomo por acompañar a quienes más quiero. "Morriña", no conozco palabra mejor que defina lo que yo siento por un domingo "na miña terriña".

Juan Luis Nepomuceno González dijo...

Es lo que tienen los gallegos. Siempre fuera de casa, hasta en la Luna. La morriña es universal aunque los del BNG me pongan a caer de un burro.
Un saludo y gracias por la visita.
Aquí estamos en "familia".