LA CARAVANA DE LA BELLEZA

"Al principio me pareció una idea muy bonita pero luego me dí cuenta de que no estaba preparado para hacerlo".
Era una preciosidad. Una gran explosión con cientos de cadáveres alrededor. Qué belleza, qué gran obra de arte los miembros diseminados y la mezcla de olores a carne quemada, a explosivo, a hierro, como un cuadro de Goya o el mismo Guernica. El cúlmen artístico e histórico a nuestra lucha para sentar a dialogar a un Estado derrotado. El problema es que me repugna la sangre, no lo puedo remediar, me mareo y luego hasta tendría pesadillas. En el caserío tenía que irme cuando había matanza. Incluso si se mataba un capón. Nunca he cazado y hasta la pesca me estremece cuando veo al pez dar coletazos con la boca ensartada por el anzuelo. Eso fue lo que me hizo dejar la militancia después de dos semanas. Mejor en casa que vomitando durante la huída. No es cobardía, es una patología. La faceta épica y artística era asumible, la práctica era lo que me echaba un poco para atrás, descubrí entonces que lo mío no era ser "Gudari". Así se lo dije a "los jefes", tenéis que darme de baja por invalidez para el "servicio activo", aportando el correspondiente certificado médico. Sería más útil quemando cajeros y autobuses. Que maten, porque matar hay que matar, los que saben hacerlo. Yo les bailaré el aurresku en los homenajes. Si salgo de la cárcel, claro.

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